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El Mar

El mar es la principal reserva de agua y minerales de la Tierra... Contiene más de 75 elementos simples, todos ellos identificados como necesarios para el buen funcionamiento del metabolismo humano. El más abundante es el sodio, responsable del sabor salado del mar, que también se encuentra presente en nuestro cuerpo.

 

El agua del mar contiene oligoelementos (yodo, sodio, potasio, zinc, etc.), que no se encuentran en el agua dulce, y que tienen efectos curativos para tratar determinadas enfermedades. Y es que cuando nuestro cuerpo entra en contacto con el agua salada, en la superficie cutánea se produce lo que se conoce como osmosis, que consiste en un intercambio por el cual nuestro cuerpo "absorbe" estos elementos del mar produciéndose una renovación de los mismos en nuestro organismo.

 

El aire marino está saturado de minúsculas gotas de agua de mar y es rico en ozono, yodo e iones negativos, lo que hace que tenga propiedades antibióticas, calmantes del sistema nervioso y que además estimule la acción de las defensas del organismo. En general en la costa los vientos siempre están presentes, ya sea en forma de suave brisa, viento moderado o fuerte, y todo este aire "golpea" sobre nuestra piel como si de un masaje se tratara, a la vez que deposita sobre ella sales marinas, muy beneficiosas ya que dotan de mayor vitalidad y flexibilidad a nuestra dañada piel.

 

Es rico en iones negativos, unas partículas cargadas energéticamente que, al contrario de los positivos, tienen un efecto beneficioso sobre el organismo: relajan y favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral cuya liberación produce sensación de bienestar. A menos de 100 metros del mar la cantidad de iones negativos que hay en el aire es de 50.000 por metro cúbico, una cifra alta si tenemos en cuenta que en las ciudades no suele pasar de 500. El aire del mar también actúa como un aerosol, enviando gran cantidad de micropartículas a la atmósfera. Uno de estos elementos es el yodo. Cuando el mar está agitado, la cantidad de micropartículas es diez veces mayor. 

 

Asi mismo, el mar es un productor de ozono natural, un agente que purifica el aire gracias a sus propiedades antisépticas.

 

También el descenso de la tensión arterial es notable cuando se está en la orilla del mar, ya que los ambientes húmedos tienen ese efecto sedante, el cual produce en nuestro cuerpo una relajación importante, que será mucho mejor si la temperatura ambiental se encuentra entre 20 y 30 grados. Las masas de agua son excelentes reguladores de temperatura. Ésta es una de las razones por lo que las curas marinas son eficaces en las afecciones reumáticas, muy sensibles a los cambios de temperatura.

 

Por otro lado, la presión atmosférica es máxima al nivel del mar y la cantidad de oxígeno mayor, lo que se traduce en una oxigenación más activa del organismo, que tiene una acción sedativa y ralentiza el ritmo respiratorio. Este efecto ayuda a recuperarse y a reemprender la actividad tras un periodo de sedentarismo o convalecencia de alguna enfermedad. Nadar es uno de los ejercicios más saludables, y practicarlo en el mar multiplica sus beneficios. La simple inmersión en el agua a un metro treinta de profundidad permite obtener un equilibrio entre la presión interna corporal y la presión externa ejercida por el agua de mar. Otros efectos beneficiosos del mar en el organismo es la simple acción del oleaje y de las corrientes sobre el cuerpo que nos obligan a realizar un permanente esfuerzo para mantener el equilibrio y para movernos dentro del agua, lo que estimula la realización del ejercicio físico y mejora nuestros músculos y articulaciones. Estimula la realización de ejercicio físico, por la acción dinámica de las olas y la práctica de la natación. El contacto con el mar y su entorno relaja psíquicamente, aumenta el apetito y favorece el sueño. Estimula el metabolismo en general, ayuda en la convalecencia de enfermedades, mantiene la forma física y retrasa el envejecimiento.

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